Hola todos, hola a mi misma, besos en ambas mejillas y saludos a toda la familia.
Durante mucho tiempo llevé, y seguiré llevando el blog vadebichos. Y estuvo bien, pero acabé cansada de la soledad del blogueador de contenidos concretos. Arrancar un comentario de un lector casual exigía hacerse un recorrido por varias publicaciones al mes, y contar algo para que te enlazaran y alguien fuera a caer en tu página.
La soledad del bloguero me llevó a Quora, y no me fue mal, era divertido hacer la función en medio de la pista y ver las reacciones. Pero la cosa duró un tiempo, justo el necesario para que despidieran a los moderadores, la red social se volcara en volverse más social y todos nos hiciéramos adictos a contenidos más ligeros.
Incluso yo rompí mi celibato científico, mi vida monacal dedicada a la biología, la conservación de la naturaleza y la física, y me di de lleno a la lujuria de repartir argumentazos dialécticos a los desparramadores de leyenda negra (contra España, esa, las otras como que me ponían menos).
Ah, nunca me he sentido más rubia ni más cadiloadicta que durante esa temporada, la adrenalina engancha mucho y mandar a merendar forraje a unos, y divertirse cotilleando con otros... qué energía, qué divertida, qué rubia y qué cadillac (imaginario).
Pero ahí estaba yo, cada vez menos yo, rubicándome, haciéndome adicta a las redes sociales y viendo que al final la cosa iba de repetir el mismo proceso todos los días: súbete al cadillac y a conducir. Hasta los coches que me pitaban me empezaban a parecer repetidos. ¿Quién ganaba con eso? Huy, sí, todos los sabemos, el que alquila la pista para que montes en coche; pero cómo engancha.
Tienes que bajarte del coche, no eres rubia, llevabas un sitio que se llamaba la Vida Asombrosa, llevabas un blog que se llamaba Vadebichos.
Y lo probé y lo intenté, pero yo que sé, qué me faltaba... esa adrenalina, esa dopamina, sentirme otra vez la protagonista del video "Loosing my favourite game", porque eso exactamente era lo que me estaba ocurriendo, que había perdido en mi juego preferido.
¿Qué hago, qué hago?, ¿qué es el mundo si no puedes sentir un poco de emoción, qué es la vida si no puedes reirte de... la vida?
Que sí, que sí, que yo vengo a hablar de lo mismo de siempre, de biología, conservación de la naturaleza, física... que sí, que soy tan espesa como siempre y que estoy deseando volver a hablar de la evolución que no se ajusta a la ortodoxia neodarwinista. Y todas esas cosas que me gustan o me preocupan.
Pero caray, necesito darme un poco de alegría a la vida, un poco de guasa, un poquito de adrenalina. Por eso el nombre, para recordarme toda esta trayectoria.
Aquí estoy, no soy rubia, no tengo cadillac, ni soy la más lista de la pista.
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